viernes, 25 de abril de 2008

Hoy celebramos a San Marcos...y a mí


¡¡Qué féliz coincidencia que el día de mi cumpleaños coincida con la celebración a un evangelista como San Marcos!!

Aquí les dejo las lecturas de la Misa de hoy que hablan por sí mismas y al final...la interpretación de la Iglesia Católica...




Primera Lectura
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pedro (5, 5-14)


Queridos hermanos: Que en
su trato mutuo la humildad esté
siempre presente, pues Dios
es enemigo de los soberbios, y
en cambio, a los humildes les
concede su gracia. Humíllense,
pues, ante la mano poderosa
de Dios, para que él los levante
y encumbre en el momento
oportuno. Dejen en sus manos
todas sus preocupaciones, pues
él cuida de ustedes.
Estén alerta y no se dejen
sorprender, porque su enemigo,
el diablo, como un león rugiente,
anda buscando a quien devorar.
Resístanle con la firmeza
de la fe, sabiendo que sus
hermanos, dispersos por el
mundo, soportan los mismos
sufrimientos que ustedes.
Dios, que es la fuente de todos
los bienes, nos ha llamado a
participar de su gloria eterna en
unión con Cristo, y después de
estos sufrimientos tan breves,
los restaurará a ustedes, los
afianzará, fortalecerá y hará
inconmovibles. Suyos son la
gloria y el poder para siempre.
Amén. Por medio de Silvano, a
quien considero hermano digno
de toda confianza, les he escrito
esta breve carta para que sepan
cuál es la verdadera gracia de
Dios y animarlos a permanecer
firmes en ella.
Los saluda la comunidad de
Babilonia, a la que Dios ha
elegido, lo mismo que a ustedes.
También los saluda mi hijo
Marcos. Salúdense los unos a
los otros con el beso fraterno.
Les deseo la paz a todos
ustedes, los que son de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 88
Proclamaré sin cesar
la misericordia del Señor.
Proclamaré sin cesar la
misericordia del Señor y daré
a conocer que su fidelidad es
eterna, pues el Señor ha dicho:
“Mi amor es para siempre y mi
lealtad, más firme que los cielos”.
Proclamaré sin cesar
la misericordia del Señor.
El cielo, Señor, proclama tus
maravillas, y tu lealtad, la asamblea
de los santos. ¿Quién se compara
a Dios sobre las nubes? ¿Quién es
como el Señor entre los dioses?
Proclamaré sin cesar
la misericordia del Señor.
Señor, feliz el pueblo que te
alaba y que a tu luz camina,
que en tu nombre se alegra a
todas horas y al que llena de
orgullo tu justicia.
Proclamaré sin cesar
la misericordia del Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Nosotros predicamos a Cristo
crucificado, que es la fuerza y la
sabiduría de Dios.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (16, 15-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se apareció
Jesús a los Once y les dijo: “Vayan
por todo el mundo y prediquen el
Evangelio a toda creatura. El que
crea y se bautice, se salvará; el que
se resista a creer, será condenado.
Estos son los milagros que
acompañarán a los que hayan
creído: arrojarán demonios en mi
nombre, hablarán lenguas nuevas,
cogerán serpientes en sus manos,
y si beben un veneno mortal, no les
hará daño; impondrán las manos
a los enfermos y éstos quedarán
sanos”.
El Señor Jesús, después de
hablarles, subió al cielo y está
sentado a la derecha de Dios. Ellos
fueron y proclamaron el Evangelio
por todas partes, y el Señor
actuaba con ellos y confirmaba su
predicación con los milagros que
hacían.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.


Sobre las Lecturas de hoy...

Jesús no pretende crear comunidades cerradas; ni encerradas en sí mismas; ni dogmáticas o fundamentalistas; ni con miedo a todo lo de afuera; ni preocupadas más de prohibir que de dialogar y proponer. Jesús invita a sus misioneros a salir de sí mismos y de sus espacios para ir a donde están los otros, sin distinción ni discriminación alguna, con el fin de anunciar una Buena Noticia, alternativa a las malas noticias que cunden en la sociedad. Los que se adhieran a este proyecto de vida se salvarán y ayudarán a la salvación de otros. Las señales que los identificarán serán las siguientes: liberarán a la humanidad de los que oprimen y excluyen al pueblo (echarán demonios); tendrán capacidad de hablar con todos y de hacerse entender eficaz y creativamente (hablarán nuevas lenguas); vencerán el mal (serpiente) que nos tienta a prescindir de Dios haciéndonos creer autosuficientes y todopoderosos. La imposición de las manos es un símbolo de sanación y de vida para los enfermos y excluidos. Las últimas palabras, después de la partida de Jesús (v.20), nos convocan a ser misioneros del Evangelio, a suscitar una misión que sea universal e incluyente, y a no dudar del apoyo permanente de Jesús.

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